Cambiar de trabajo por una buena oferta
Las personas -como animales y menos racionales de lo que creemos- nos movemos por dos impulsores básicos: evitar un dolor y obtener un placer -a veces, a costa de dolor, demostrando nuestra irracionalidad-. Hay quien dice que esto es lo que mueve el mundo. No seré yo quien lleve la contraria.
Los estudios también muestran que la fuerza de evitar un dolor es 2,5 veces mayor que la de obtener un placer. (Nota: estos estudios seguro que no tienen en cuenta el comportamiento de los hormonados seres humanos adolescentes y su falta de sentido común en la búsqueda de un hipotético e improbable placer efímero, muy efímero generalmente.)
Aunque esos estudios no consideren mi innegable aportación a la ciencia (ver nota anterior), voy a darlos por buenos: las personas nos movemos mucho más por evitar un dolor que por obtener un placer. Esto hace que nuestras decisiones sean conservadoras de la posición que tenemos, temiendo perder aquello que hemos conseguido.
Así, preferimos la certidumbre de que vivimos en una situación de mierda mala, que la incertidumbre de una desconocida. Por eso seguimos, por ejemplo, en un trabajo que nos asquea, donde no aguantamos al jefe ni soportamos a los compañeros y los lunes son una pesadilla. Preferimos esa situación a enfrentarnos a algo que no sabremos donde acabará. No todo el mundo es igual, pero la mayoría, sí.
Mi reflexión de hoy es: Nos esforzamos mucho más por mantener un trabajo que nos asquea, que por encontrar uno con probabilidades de ser mucho mejor.
Todo ello porque el miedo al dolor es 2,5 veces mayor que el deseo de placer. Ya he dicho que somos mucho menos racionales de lo que creemos. Y la pregunta es: ¿tú cambiarías de trabajo si tienes una buena oferta? ¿Cuándo cambiamos de trabajo? Cuando tenemos una 'oferta irresistible'.
¿Cuándo llega una de estas ofertas? La mayoría de las veces cuando vienen a buscarnos. ¿Por qué? Porque las buenas ofertas no suelen salir a la luz y se gestionan buscando candidatos 'a dedo'. (Nota: si salen a la luz hay una competencia terrible: poca oferta y mucha demanda. ¿sabes lo que eso significa? Que baja el precio, así que no nos atrae).
¿Qué podemos hacer? Ser atractivos para quien tiene esa buena oferta y no la va a sacar a la luz.
¿Qué estás haciendo activamente para que te la propongan? (¿O piensas que van a venir a por ti por ciencia infusa? … Porque lo de los Reyes Magos ya lo sabes, ¿no?).