Lideras cuando, a pesar de tu poder y razón, respetas al otro

Sabes controlarte, lo que sucede es que tú decides con quien lo haces de un modo o de otro.

6 de enero. 8.00h de la mañana. Tu hijo pequeño lleva ya bastantes minutos diciendo “han venido los reyes, han venido los reyes”. Es sábado, estás agotado, pero hay que levantarse. Hoy no es necesario pegarse con el otro, el adolescente, para que se levante. Efectivamente han venido los Reyes Magos y han traído regalos para todos.

Se van abriendo por orden de edad y, como es tradición, siempre habrá una sorpresa inesperada para cada uno. Te toca a ti. Una caja pequeña (“bien”, piensas para ti mismo, “ahí no cabe una corbata”). Te entra la curiosidad. Lo coges. Por el peso, “¿será un móvil nuevo?, ¿el que quería? No puede ser, no se lo he dicho a nadie”. Lo abres con ilusión y … ES EL MÓVIL NUEVO…

No te lo puedes creer, la ilusión te inunda todo tu cuerpo. Tu hijo pequeño, sobre excitado por el momento, comparte ese instante contigo “Aita, qué guay, déjame ver”, chilla descontrolado mientras te lo quita de la mano. Te resistes. En esa pugna el 'aparatejo' vuela y acaba estrellándose contra la pata de la lámpara de metal horrenda que tienes en el salón, pero que fue un regalo de tu suegra, que encontró un 'chollo' en un mercado de antigüedades.

No te salen ni las palabras, corres desesperado a cogerlo y te encuentras la pantalla hecha añicos. ¿Cómo reaccionas? Te lo voy a decir -y mira que no tengo dotes de adivino- gritas con un poseso montando 'un pollo' a tu hijo pequeño, diciéndole de todo, castigándolo hasta que vuelva de la mili y creando un ambiente insostenible en ese momento de Reyes tan especial. Justificado, pensaréis algunos.

La propuesta que hago a quien eso se le haya pasado por la cabeza es: imagínate que en vez de tu hijo pequeño quien ha querido verlo es tu principal cliente (o tu jefe, ese que tiene tan mala leche) y que el resultado ha sido el mismo. ¿Reaccionarías igual? Si la respuesta es “no”, significa que sí sabes controlarte, lo que sucede es que tú decides con quien lo haces de un modo o de otro.

Si eres padre, madre o jefe, ten presente esto: “lideras cuando, a pesar de tener poder y razón, decides respetar al otro”. No lo olvides.