La importancia de mantener la motivación en tus empleados
Como sabéis los que me seguís a través de esta columna de opinión mensual, me dedico al Coaching de Negocios, a ayudar al dueño de una pequeña empresa a que dé un salto de calidad en lo que hace para vivir mejor.
Una de las quejas más habituales que encuentro es sobre la falta de motivación de los empleados. Creo que ya leísteis aquel artículo en el que yo le preguntaba “¿y qué has hecho tú para desmotivarles, porque cuando les contrataste estaban motivados, no?”. Lo cierto es que es una pregunta incómoda y no suele gustar, pero no puedo evitar hacerla.
También suelo preguntar “¿para qué tienes la empresa?” la respuesta más habitual es “para ganar dinero”. Comienza una discusión (intercambio de opiniones se llama ahora) sobre la necesidad de que una empresa gane dinero. Yo argumento que eso es necesario, pero no suficiente. Me suelen insistir en ello y que sin beneficios no hay empresa. Esta pregunta no es baladí, tiene mucho fondo, para mí, es la clave de poder provocar cambios de verdad. Lo explico.
Sin duda un negocio tiene que generar beneficios para subsistir, pero es absurdo considerar que el objetivo del mismo tiene que ser solo obtener beneficios. Para vivir necesitamos respirar, comer y beber y será absurdo decir que solo vivimos para ello. El propósito de la vida no es respirar, comer y beber, aunque sea necesario para vivir. El propósito de la vida va mucho más de eso y el de los negocios, también.
La pregunta clave no es qué quieres de tus empleados, sino qué quieres para tus empleados. Cuando te centras en lo que quieres para ellos el objetivo de la empresa toma otra nueva dimensión, la motivación crece y empiezas a obtener eso que quieres de tus empleados sin pedirlo y, además, la entregarán voluntaria y gustosamente porque las cosas empiezan a cobrar sentido para todos. Ellos no trabajan ya para que tú ganes dinero, trabajan para ellos mismos y para lo que ellos desean.
Si realmente uno de los problemas de tu empresa es la motivación de tu gente, cambia el “de” por el “para”. Pasa de pensar qué quieres “de” tus empleados a qué quieres “para” tus empleados y actúa en consecuencia. No te puedes ni imaginar lo que sucederá a medio plazo.