Lo primero que mira nuestra mente es nuestro propio bien

La esencia de la persuasión es pensar qué va a ganar la persona con la que se está tratando y hacérselo ver

Todos somos diferentes, no hay nadie como tú (“menos mal”, piensa tu ex), aunque como titulaba una serie de capítulo de los jueves en mi podcast 'Liderazgo Comercial', somos irracionalmente predecibles (que, a su vez, es el título de un libro de Dan Ariely, que habla sobre comportamiento humano).

El comportamiento de los humanos es muy similar, casi todos nos movemos por los mismos patrones. Por ejemplo, voy a adivinar algo que seguro que tú haces. Vas a un evento, os toman fotos, en una de ellas estáis 20 y te la pasan por el móvil, ¿qué es lo que haces?

Déjame que me concentre, te voy a leer la mente (como Patrik Jane, el de 'El Mentalista', ¿te acuerdas de la serie?). La abres, la amplías y miras cómo sales tú. TODOS LO HACEMOS ASÍ. Es un comportamiento humano no consciente y universal. (nota: por cierto, si tú no haces eso, háztelo mirar, que igual todavía es tratable).

La reflexión de hoy es: La persona más importante para con quien estás hablando es él o ella misma. Todos nos mentimos a nosotros mismos y nos decimos que no, que antepondríamos a nuestra familia por encima de todo.

Excusas de mal pagador. Nuestra mente está diseñada para sobrevivir y lo primero que mira es nuestro propio bien. Luego, cuando nuestra mente emocional reacciona, empieza a pensar en los demás.

Por fin, cuando el cerebro racional toma control (lo que sucede en muy pocas ocasiones) lo que hace es justificar nuestra decisión egoísta y darle un motivo que explique ante el resto el porqué lo hacemos de ese modo.TODOS LO HACEMOS ASÍ.

Si para la persona que tienes delante lo más importante es qué va a obtener (recuerda que en la inmensa mayoría de veces es algo inconsciente, que no lo piensa de ese modo, aunque es así), ¿qué crees que es lo tiene mayor peso para persuadirla de que realice algo? Sin duda alguna: su propio beneficio.

Esa es la esencia de la persuasión: acostumbrarse a pensar qué va a ganar la persona con la que está tratando y hacérselo ver. Si lo consigues, lograrás 'vender' tu idea, producto, plan o el lugar de vacaciones.

Postdata: la manipulación es conseguir que realice alguna acción que en vez de en su beneficio va en el tuyo y que hasta puede ser perjudicial para esa persona.

Postdata 2: y no, en tu caso (y por mucho que tú estés convencido de ello) no son tu pareja o tus hijos: la persona más importante para ti eres tú mismo.