Un apoyo siempre viene bien cuando comenzamos algo nuevo
Leía un día de estos en la red social LinkedIn -supongo que también habrá corrido por otras- una historia que me ha gustado mucho y quiero traerla aquí.
Como todos los años por aquellas fechas, Javi iba a pasar el verano al pueblo. Estaba de vacaciones y sus padres trabajaban y él se quedaba en una casa familiar con sus abuelos y varios primos y, de ese modo, podrían estar atendidos a lo largo de todo el día.
La tradición era que el primer sábado que tenían de vacaciones sus padres y él cogían un tren e iban a la casa de veraneo. Ese año no iba a ser diferente, pero Javi protestó diciendo que ya era mayor y que no era necesario que le acompañaran y que podía ir perfectamente solo en el tren.
Tras un intercambio de pareceres, los padres y él mismo decidieron que ese año haría el viaje solo, así que ese primer sábado los tres fueron a la estación y, tras despedirse, Javi subió solo al tren. Cuando se despedían el padre de Javi le dijo: “si necesitas cualquier cosa, esto seguro que te servirá de ayuda”, mientras metía un papel en el bolsillo de la chaqueta de su hijo.
El viaje transcurría con normalidad hasta que llegó el revisor y Javi en su nerviosismo no encontró el billete. El revisor le dijo que estuviera tranquilo, que iba a seguir ruta y que, en veinte minutos, volvería y que para entonces seguro que lo había encontrado. Unos chicos del vagón empezaron a burlarse de él. Aquello se estaba complicando y Javi decidió echar mano del papel que su padre le había dejado. Al abrirlo leyó “si tienes cualquier complicación estoy haciendo el viaje en el primer vagón”.
Cuando nos enfrentamos a algo nuevo, al comienzo lo hacemos desde la ilusión de que seremos capaces, aunque a veces, si surgen complicaciones, nos entren los miedos y las incertidumbres tal y como le sucedió a Javi. Y si en esos momentos tenemos un punto de apoyo, nos sentiremos mucho más seguros.
Hay personas, por desgracia, que no tienen esos puntos de apoyo y que tienen que enfrentarse al mundo sin su padre en el primer vagón. No voy a pedir que nosotros hagamos de padre, pero sí que, al menos, no seamos los otros chicos que lo dificultan, que tengamos algo de empatía con ellos y que, cuando menos, no dificultemos si situación, ya de por sí compleja.
Antes de juzgar a alguien, ponte en su piel y piensa si no necesita mejor una ayuda que un reproche.