Cada vez más gestiones y compras por Internet
Una de mis hijas acaba de cumplir 18 años y pasa a tener uso pleno de una serie de facultades que hasta ahora no tenía. Entre ellas, que tendrá ya total libertad de disposición de su cartilla en el banco, así como poder disponer a su nombre de una tarjeta de débito con lo que poder hacer transacciones.
Para quien lo tenemos hace mucho tiempo no es novedad ni vemos la utilidad, pero para quien no dispone de ello es una gran ventaja: poder domiciliar algunos pagos (por ejemplo, Spotify), tener una cuenta de PayPal (para quien no lo conoce, método habitual de pago en internet), poder comprar y pagar en la red y disponer de Bizum (poder hacer traspasos de pequeños importes de dinero entre amigos sin utilizar efectivo …). Circunstancias que para una joven de hoy en día es una gran ventaja.
Me pidió que la acompañara al banco a hacer la gestión de cambiar la cartilla a una cuenta joven y así disponer de todo eso. Fuimos al banco. Entramos
- “Hola, ¿con quien habían quedado?”
- “Con nadie, venimos a convertir la cartilla en una cuenta joven para ella”
- “Es que hay que pedir hora”
Además de quien nos atendió había, al menos, cuatro empleados y ningún cliente en la oficina. Esto fue un martes. Nos dieron hora para el viernes … ¡72 horas después! No era posible hacer la gestión antes y además había que hacerla presencialmente y volver otro día a recoger la tarjeta física.
El resultado es que fuimos al ordenador, abrimos una cuenta corriente en internet en otra entidad y mi hija recibirá su tarjeta en casa seguramente antes del viernes. Sí, para ese banco una cuenta corriente más o menos y de alguien sin ingresos de trabajos no es interesante. Total, si no van a poder cobrar comisiones ni mantenimiento de cuenta ni nada.
Mentalidad cortoplacista y que nos afecta a todos de manera importante. En breve volveremos a ver más cierres de sucursales bancarias, reajustes de plantillas y carencia de las personas a no ir a los establecimientos y hacer toda nuestras gestiones y compras por internet.
Echaremos la culpa de nuestros males a los Amazon de turno cuando somos nosotros quienes cavamos nuestra propia tumba. En este caso desconozco si el hecho se produce por la escasa cortedad de miras de la dirección de la entidad bancaria o la displicencia de quien nos atendió, pero dieron un motivo más a una chica de 18 años para que digitalice toda su actividad.
No tengo muy claro a dónde lleva esto, pero sí que “ella sola se murió, aunque entre todos la matamos” y que la culpa no es de Amazon.